Ámame despacio y lento,
y también con locura.
Siénteme en el intervalo
como pensando
que jamás volverás
a amar de nuevo.
Dame el último
minuto de tu vida.
Cuando tus labios
hayan olvidado
el sabor del último
beso dado.
Cuando en tus febriles
madrugadas,
tu cama ya luzca vacía.
Y tus ansias perezcan
sin fuerzas ni esperanzas.
Entonces y sólo entonces;
más aún... ámame.
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