Nadie vino a decirme que llegaste bien. Pero se que no te fuiste feliz. Quizá porque pensaste que aún hacías falta. Y era cierto. Todavía es verdad que no hay forma de armar el rompecabezas por completo. Porque siempre va a faltar la pieza fundamental. Fuiste mi motor desde que recuerdo. Y el corazón en ti más grande que tu pecho. Se que el desierto se llevó la alegría de tu lejana niñez, allá en los campos del sur, y que añoraste volver para dejar en ellos tus huesos; pero el tiempo te alcanzó antes de lograr tu sueño, dejando un gran vacío en tu compañera y en tus hijas. Tus hermanos aún te recuerdan, y los hijos de ellos también. Verlos fue volver a verte y tener la oportunidad de despedirme. ¡Hasta pronto Papá! ¡Mi gran hombre! Más temprano que tarde nos volveremos a encontrar...
(carta para mi Padre)
(1936 - 1994)
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