Cuando pensé
que
el otoño
había llegado
para hacer mi
retirada
tranquila y
quieta;
me
descubriste,
sin
proponértelo,
como un botón
de rosa
que se abre a
las caricias del Sol.
Cayeron sobre
mis pétalos
el rocío de
nuestras
madrugadas. Y
renací
con toda la
fuerza
de mi
olvidada juventud.
Tú. El
torbellino que
¡Si supieras
lo que
hiciste por
mí!
que sólo
esperaba
una salida
discreta,
silente y
quieta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario